180-190 sobre las enseñanzas de gurdjieff y ouspensky

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MAURICE NICOLL COMENTARIOS PSICOLÓGICOS SOBRE LAS ENSEÑANZAS DE GURDJIEFF Y OUSPENSKY VOLUMEN 19

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180-190 Sobre Las Enseñanzas de Gurdjieff Y Ouspensky

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MAURICE NICOLL

COMENTARIOS PSICOLÓGICOS

SOBRE LAS ENSEÑANZAS DE

GURDJIEFF Y OUSPENSKY

VOLUMEN 19

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Obsérvese que lo Superior en el Diagrama II es lo interior en el Diagrama I. Lo que es superior es más interno en un hombre y lo que es inferior es más externo. El Mayordomo Delegado debe entonces luchar no sólo con los "Yoes" equivocados o ignorantes en la Personalidad, con los hábitos mentales y emocionales equivocados, con la Falsa Personalidad, con el sueño, con la imaginación, con la consideración interna, con la identificación, con la mentira, con las emociones negativas, con la justificación de sí, y así sucesivamente, pero también con una Esencia no desarrollada o infantil. Porque la evolución misma del hombre depende del desarrollo de su Esencia: y el desarrollo de la Esencia se relaciona en él con la formación de un "segundo cuerpo". PARTE IV.

— Ahora examinemos brevemente el diagrama de los Cuatro Cuerpos del Hombre, cuando están plenamente desarrollados:

Un hombre tal, que tenga estos cuerpos desarrollados en sí, está internamente en el orden correcto. Las cosas interiores rigen las cosas exteriores. Para usar la terminología cristiana, el Cuerpo Celestial o Divino rige el Cuerpo Espiritual: el Cuerpo Espiritual rige el Cuerpo Natural; y el Cuerpo Natural rige el Cuerpo Corpóreo o Físico. La próxima vez hablaremos de estos cuerpos.

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Birdlip, 17 de enero, 1943

LOS CUATRO CUERPOS DEL HOMBRE II

Ya nos hemos ocupado en alguna medida de la idea que se refiere a otros cuerpos en el Hombre que no son el cuerpo físico. Esta noche oirán lo que podría llamarse la enseñanza puramente formal sobre los Cuatro Cuerpos del Hombre tal como fue dada originalmente por G. Pero es preciso comprender que la forma en que se la expondrá es, por así decirlo, muy condensada. Es, en cierto modo, una primera ojeada a todo el tema, y fue impartida en dos ocasiones. Pero se dijo expresamente que para completar esa primera visión podrían ser expuestas muchas otras ideas, y que se necesitan muchas modificaciones para comprender este importante tema. Es sabido que cuando se expone un tema difícil a gente que lo ignora en absoluto, debe presentarse primero un plan general. Por ejemplo, si un viajero va a pronunciar una conferencia sobre un país desconocido que acaba de visitar, es preciso ante todo que lo presente en sus líneas generales. Esta conferencia sobre los Cuatro Cuerpos, expuesta hace muchos años por G. y anotada por el señor Ouspensky, debe ser considerada como un panorama general. Después se hicieron muchos agregados y modificaciones a la forma original en que fue presentado. Nos ocuparemos de ellos en los próximos comentarios, pero ahora me parece conveniente exponerles de un modo puramente formal el panorama general de los Cuatro Cuerpos del Hombre y así me podré remitir después a esta disertación. Les recordaré otra vez aquí que en los Evangelios hay testimonios definidos sobre el hecho de que un hombre debe adquirir un nuevo cuerpo. Ello es expresado en términos de que un hombre debe renacer antes de alcanzar el Reino de los Cielos. Un hombre nace una vez en su cuerpo físico, pero el hombre que vive en su cuerpo físico debe adquirir un segundo cuerpo o cuerpo psicológico. Y cuando lo adquiere ha renacido. Es preciso que todos ustedes comprendan que el hombre no es un mero cuerpo físico. En realidad el hombre mismo es el hombre psicológico que vive en el cuerpo físico. La formación de nuevos cuerpos se refiere al hombre psicológico y no al físico. Se refiere a los centros psicológicos del Hombre. La organización de esos centros constituye la base de la formación de nuevos cuerpos que pueden sobrevivir a la muerte del cuerpo físico. Si un hombre está psicológicamente en un caos, luego en él nada está organizado excepto su cuerpo físico. Si un hombre no es sino una masa de contradictorios "Yoes", luego no tiene ningún permanente "Yo". Pero es preciso advertirles que para comprender este tema hay que hacer frente a muchas dificultades. El conocimiento grande no es fácil de comprender. Pero les recordaré aquí lo que se dijo en la última conferencia, a saber, que si este Trabajo llega a ser real y viviente para un hombre y tan bien organizado que le permite recordarse a sí mismo en la vida cotidiana, y obrar desde el Trabajo y no desde sí mismo, entonces hay en él algo organizado y esto es su Segundo Cuerpo. Mas, para que esto tenga lugar, un hombre nunca debe olvidar lo que está haciendo en el Trabajo. Debe, como dijo una vez G., llegar a tal estado que por más que se lo dé vuelta y se lo retuerza de un lado para otro, por más que se lo trate mal, nunca olvida el Trabajo, y nunca obra salvo por intermedio del Trabajo. Todos ustedes saben que este Trabajo tiene como finalidad la creación de algo nuevo en ustedes, de ofrecerles nuevas maneras de encarar las cosas, nuevas maneras de pensar acerca de la vida. Este es el objeto íntegro del Trabajo. El objeto íntegro del Trabajo es crear algo nuevo en uno, un nuevo hombre en lugar del viejo hombre. Si se entiende lo que esto significa entonces se comprenderá mejor lo que significa la creación de un Segundo Cuerpo. En la próxima disertación habla el señor Ouspensky: En una reunión del grupo, uno de los presentes preguntó a G.: "¿Es posible decir que el Hombre posee la inmortalidad?"

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"La inmortalidad es una de las cualidades que atribuimos a la gente sin tener una suficiente comprensión de su significado", dijo G. "Otras cualidades de esta clase son la 'individualidad', en el sentido de la unidad interior, un 'Yo' permanente e inmutable, 'conciencia' y 'voluntad'. Todas estas cualidades pueden pertenecer al Hombre (hizo hincapié en la palabra 'pueden') pero esto por cierto no significa que le pertenecen en realidad o que pertenecen a cada uno y a todos los hombres. Con el fin de comprender qué es el Hombre actualmente, es decir en el nivel de desarrollo —os preciso imaginar hasta cierto punto lo que puede ser— es decir, lo que puede lograr. Sólo comprendiendo la secuencia correcta de su desarrollo posible la gente dejará de atribuirse lo que, actualmente, no posee, y que, quizás, sólo puede adquirir después de grandes esfuerzos y mucho trabajo. Según una antigua enseñanza, cuyas huellas pueden ser halladas en muchos sistemas, antiguos y nuevos, un hombre que ha llegado al pleno desarrollo posible, un hombre en el pleno sentido de la palabra, consta de cuatro cuerpos. Estos cuatro cuerpos están compuestos de sustancias que son cada vez más finas, que se interpenetran mutuamente la una a la otra y que forman cuatro organismos independientes, en relaciones definidas unos con otros pero capaces de una acción independiente. La razón por la cual es posible que existan cuatro cuerpos es que el organismo humano, es decir, el cuerpo físico, tiene una organización tan compleja que, bajo ciertas condiciones, puede crecer en él un nuevo organismo independiente, proporcionando un instrumento mucho más conveniente y obediente a la actividad de la conciencia que el cuerpo físico. La conciencia que se manifiesta en este nuevo cuerpo es capaz de gobernar y tener pleno poder y control sobre el cuerpo físico. En este segundo cuerpo, bajo ciertas condiciones, puede crecer un tercer cuerpo, que tiene nuevamente características propias. La conciencia que se manifiesta en este tercer cuerpo tiene pleno poder y control sobre los primeros dos cuerpos; y el tercer cuerpo posee la posibilidad de adquirir un conocimiento inaccesible ya sea al primero o al segundo cuerpo. En el tercer cuerpo, bajo ciertas condiciones, puede crecer un cuarto cuerpo, que difiere tanto del tercero como el tercero difiere del segundo y el segundo del primero. La conciencia que se manifiesta en el cuarto cuerpo tiene pleno control sobre los tres primeros cuerpos y sobre sí misma. Estos cuatro cuerpos se definen de diverso modo en las diferente» enseñanzas. G. trazó un diagrama, que se reproduce en la Figura I, y dijo: "El primero es el cuerpo físico, en la terminología cristiana el cuerpo 'carnal'; el segundo, en la terminología cristiana, es el cuerpo 'natural'; el tercero es el cuerpo 'espiritual'; y el cuarto, en la terminología del Cristianismo esotérico, el cuerpo 'divino'."

FIGURA I 1er. cuerpo 2do. cuerpo 3er. cuerpo 4rto. cuerpo

Cuerpo carnal 'Coche' (cuerpo)

Cuerpo natural 'Caballo'

(sentimientos, deseos)

Cuerpo espiritual 'Cochero' (mente)

Cuerpo divino 'Amo' (conciencia y

voluntad) En la terminología de ciertas enseñanzas orientales e! primer cuerpo es el coche (cuerpo), el segundo cuerpo es el caballo (sentimientos, deseos), el tercero el cochero (mente) y el cuarto, el amo ("Yo", conciencia, voluntad). Estas comparaciones y analogías se pueden encontrar en la mayoría de los sistemas y enseñanzas que reconocen en el Hombre algo más que el cuerpo físico. Pero casi todas esas doctrinas, si bien repiten en una forma más o menos familiar las definiciones y divisiones de la antigua enseñanza, han olvidado u omitido su rasgo más importante: que el Hombre no ha nacido con los cuerpos más finos, y que sólo pueden ser cultivados artificialmente siempre

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que se produzcan en él condiciones favorables, tanto internas como externas. El "segundo cuerpo" no es un instrumento indispensable para el Hombre. Un hombre puede muy bien vivir sin segundo cuerpo. Su cuerpo físico posee todas las funciones necesarias para la vida. Esto se aplica aún más, claro está, al "tercer cuerpo" y al "cuarto cuerpo". El hombre ordinario no posee esos cuerpos o sus funciones correspondientes. Las razones de que esto ocurra así son: primero, el cuerpo físico trabaja con las mismas sustancias que componen los cuerpos superiores, sólo que estas sustancias no están cristalizadas en él, y por eso no le pertenecen; y segundo, todas sus funciones son análogas a las de los cuerpos superiores, aunque difieren naturalmente en forma considerable de ellas. La principal diferencia entre un hombre que posee el cuerpo físico y las otras funciones sin desarrollar, y un hombre que posee las funciones de los cuatro cuerpos desarrolladas, es que, en el primer caso, el cuerpo físico gobierna todas las demás funciones, en otras palabras, todo está gobernado por el cuerpo que, a su vez, es gobernado por las influencias externas de la vida: tal hombre es gobernado por la vida. En el segundo caso, el comando o control emana de los cuerpos superiores y así el hombre deja de ser gobernado por la vida exterior. Las funciones del cuerpo físico pueden ser representadas como paralelas a las funciones desarrolladas y cristalizadas de los cuatro cuerpos de la siguiente manera.

FIGURA II Vida EL HOMBRE NO DESARROLLADO O EL HOMBRE TRABAJADO POR LA

VIDA: "EL HOMBRE-MÁQUINA"

Cuerpo físico Autómata trabajado

por impresiones exteriores

Deseos producidos por el autómata

Pensamientos procedentes de los

deseos

Voluntades diferentes y

contradictorias creadas por los

deseos

HOMBRE DESARROLLADO U HOMBRE QUE OBEDECE LA VOLUNTAD:

HOMBRE CONSCIENTE

Vida Cuerpo que obedece los deseos y

emociones que están sometidas a la inteligencia

Poderes y deseos emocionales que

obedecen al pensa-miento y la inteligencia

Funciones del pensamiento que

obedecen la conciencia y la

voluntad

Amo 'Yo' Ego

Conciencia Voluntad

1er. Cuerpo 2do. Cuerpo 3er. Cuerpo 4rto. Cuerpo

G. trazó otro diagrama (Fig, II) que representa las funciones paralelas de un hombre de cuerpo físico y funciones no desarrolladas, y de un hombre de cuatro cuerpos en quien todas las funciones están desarrolladas. "En el primer caso", dijo G., es decir, en relación a las funciones no desarrolladas de un hombre que sólo tiene cuerpo físico, el autómata u hombre-máquina depende de las influencias externas, y las tres funciones siguientes dependen del cuerpo físico y de las influencias externas que recibe. Los deseos y las aversiones cambiantes —"Yo quiero", "Yo no quiero", "Me gusta", "No me gusta"— es decir, las funciones que ocupan el lugar del segundo cuerpo, dependen de los choques accidentales y de las influencias. El pensamiento, que corresponde a las funciones del tercer cuerpo es un proceso por entero mecánico. La "voluntad" está ausente en el hombre mecánico ordinario, sólo tiene deseos; y una mayor o

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menor permanencia de deseos y apetencias es llamado una voluntad fuerte o débil. En el segundo caso —esto es, en relación con las funciones desarrolladas de los cuatro cuerpos— el trabajo del cuerpo físico depende de las influencias de los otros cuerpos o cuerpos superiores. En lugar de la actividad discordante y a menudo contradictoria de los diferentes deseos, hay un solo "Yo" íntegro, indivisible y permanente; hay individualidad, que domina al cuerpo físico y a sus deseos y es capaz de vencer su renuencia tanto como su resistencia. En lugar del proceso mecánico del pensamiento hay conciencia. Y hay voluntad, es decir, poder, que no se compone meramente de los diversos deseos, a menudo contradictorios, que pertenecen a los diferentes "Yoes", sino de los deseos que surgen de la conciencia y que están gobernados por la individualidad o por un solo y permanente "Yo". Sólo una voluntad así merece llamarse "libre", porque es independiente de lo accidental y no puede ser alterada ni dirigida desde afuera. Una enseñanza oriental describe las funciones de los cuatro cuerpos, su crecimiento gradual y las condiciones de este crecimiento, de la siguiente manera: Imaginemos una vasija o crisol lleno de diversos polvos metálicos. Los polvos no tienen relación alguna entre si y cada cambio accidental de la posición del crisol o vasija, cada golpe accidental que recibe, cambia la posición relativa de esos polvos. Si el crisol es sacudido o se lo golpea con el dedo, entonces el polvo que estaba en la parte superior puede aparecer en el fondo o en el medio, mientras que el que estaba en el fondo puede aparecer en la parte superior. No hay nada permanente en la posición de los polvos y bajo tales condiciones no puede haber nada permanente. Este es el cuadro exacto dé nuestra vida psíquica, que cambia a -cada instante. En cada momento sucesivo las nuevas influencias pueden cambiar la posición del polvo que está en la parte superior y poner en su lugar algo que es absolutamente su opuesto. La ciencia llama a este estado de los polvos el estado de mezcla mecánica. La característica esencial de la interrelación de los polvos entre sí en esta clase de mezcla es la inestabilidad de esas interrelaciones y su variabilidad. Es imposible estabilizar la interrelación de los polvos en un estado de mezcla mecánica. Pero los polvos pueden fundirse; la naturaleza de los polvos hace que esto sea posible. Para lograrlo es preciso encender una clase especial de fuego debajo del crisol, que al calentar y derretir los polvos, finalmente los funde. Fundidos de este modo los polvos ya no serán más una mezcla mecánica sino que estarán- en estado de unión química. Y ahora ya no pueden separarse más por aquellos sencillos métodos que los separaban y los hacían cambiar de lugar cuando estaban en un estado de mezcla mecánica. El contenido del crisol ha llegado a ser indivisible, "individual", por la fusión. Este es un cuadro de la formación del segundo cuerpo. El fuego por cuyo medio se logra la fusión es producido por la fricción, la que a su vez, se produce en el hombre por la lucha entre el "si" y el "no" dentro de él. Si un hombre cede a sí mismo en todo momento, si cede a todos sus deseos y estados de ánimo, a sus cambiantes pensamientos, no se producirá una lucha interior en él, no habrá fricción, y de este modo tampoco habrá fuego. Pero si, por el anhelo de llegar a una meta definida, lucha consigo mismo, si lucha con los pensamientos y deseos que se oponen a esa meta, creará un fuego que transformará gradualmente su mundo interior en un todo. Volvamos a nuestro ejemplo. El compuesto químico que se obtuvo por la fusión de los polvos en el crisol posee ciertas cualidades, comparables a cierta gravedad específica, a cierta conductibilidad eléctrica, etc. Estas cualidades constituyen las características de las sustancias de que se trata. Pero mediante un trabajo de cierta clase sobre esa sustancia se puede incrementar el número de estas características, es decir, la aleación en fusión llega a tener nuevas propiedades que antes no le pertenecían. Es posible crear en ella cambios interiores, hacerla magnética, hacerla radioactiva. El proceso de dotación de nuevas propiedades a la aleación en fusión corresponde al proceso de la formación del tercer cuerpo y a la adquisición de un nuevo conocimiento y poderes con

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la ayuda del tercer cuerpo. Cuando el tercer cuerpo ha sido formado y ha adquirido todas las propiedades, poderes y conocimiento posible, queda el problema de fijar y dirigir este conocimiento y estos poderes, porque al haber sido impartidos por influencias de cierta clase, pueden ser quitados por las mismas influencias o por otras. Mediante una clase especial de trabajo las propiedades adqui-ridas pueden llegar a ser la posesión permanente e inalienable del tercer cuerpo. La fijación de estas propiedades adquiridas corresponde al proceso de la formación del cuarto cuerpo, mediante el cual trabaja el "Amo". Solo el hombre que posee cuatro cuerpos plenamente desarrollados puede , ser llamado "hombre" en el pleno sentido de la palabra. Este hombre posee muchas propiedades que el hombre común no posee y una de estas propiedades es la inmortalidad. Todas las religiones y todas las antiguas enseñanzas contienen la idea de que, por la adquisición del cuarto cuerpo divino el Hombre adquiere la inmortalidad; y todas ellas contienen indicaciones sobre la manera de adquirir el cuarto cuerpo, es decir, la inmortalidad. A este respecto, ciertas enseñanzas comparan al Hombre con una casa A cuatro habitaciones. El hombre vive en una habitación, la más pequeña y humilde de todas y, mientras no se le diga que existen otras, no sospecha que hay otras habitaciones llenas de tesoros. Cuando se entera de ello empieza a buscar las llaves que abren esas habitaciones y en especial la cuarta, la más importante de todas. Cuando un hombre encuentra el camino que lo conduce a esa habitación llega a ser realmente el amo de su casa, porque sólo entonces la casa le pertenece, íntegramente y para siempre. La cuarta habitación confiere al Hombre la verdadera inmortalidad y todas las enseñanzas religiosas se esfuerzan por enseñarle el camino que conduce a ella. Hay muchos caminos, unos más cortos, otros más largos, unos más duros y otros más fáciles, pero todos, sin excepción alguna, llevan o luchan por llevar a una dirección, es decir, a la inmortalidad.

Birdlip, 23 de enero, 1943

LOS CUATRO CUERPOS DEL HOMBRE III. LOS CUATRO CAMINOS

El señor Ouspensky habla en este capítulo. En la siguiente reunión G. prosiguió la charla que había interrumpido la vez anterior. "Dije la última vez", dijo, que la inmortalidad no es una propiedad con la cual nace el Hombre. Pero el Hombre puede adquirir la inmortalidad. Todos los caminos existentes y generalmente conocidos que llevan a la inmortalidad pueden dividirse en tres categorías: 1. El camino del Faquir. 2. El camino del Monje. 3. El camino del Yogui. El camino del faquir es el de la lucha con el cuerpo físico, el camino del trabajo en la primera habitación. Es un camino largo, difícil e incierto. El faquir lucha por desarrollar la voluntad física, el poder sobre el cuerpo. Lo logra por medio de terribles sufrimientos, torturando el cuerpo. Todo el camino del faquir consiste en diversos ejercicios físicos de increíble dificultad. El faquir se mantiene inmóvil en la misma posición durante horas, días, meses o años; o permanece sentado en una piedra con los brazos extendidos aguantando el sol, la lluvia o la nieve; o se tortura con el fuego, pone sus piernas dentro de un hormiguero, etc. Si no cae enfermo o muere antes de que se haya desarrollado en él lo que puede llamarse la voluntad física, entonces llega a la cuarta habitación o a la posibilidad de formar el cuarto cuerpo. Pero sus demás funciones —emocional, intelectual y etcétera— siguen sin desarrollar. Ha adquirido la voluntad pero no tiene nada a lo cual poder aplicarla; no puede hacer uso de ella para lograr el conocimiento o para llegar a la auto-perfección. Por regla general es

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demasiado viejo para empezar un nuevo trabajo. Pero donde hay escuelas de faquires hay también escuelas de yoguis. Los yoguis generalmente prestan atención al trabajo de los faquires. Si un faquir alcanza su aspiración antes de ser demasiado viejo, lo hacen entrar en una escuela de yoga, donde primero lo cuidan y le devuelven su poder de moverse, y luego empiezan a enseñarle. Un faquir debe aprender a caminar y a hablar como un niñito. Pero ahora posee una voluntad que ha vencido dificultades increíbles y esta voluntad le ayudará a vencer las dificultades de la segunda parte del camino, es decir aquellas que traban el desarrollo de las funciones intelectuales y emocionales. No pueden imaginarse las privaciones que debe sufrir un faquir. No sé si ustedes han visto alguna vez a verdaderos faquires. He visto a muchos; por ejemplo, vi a uno en el patio interior de un templo en la India y hasta dormí cerca de él. Durante veinte años se había pasado la noche y el día sobre la punta de los dedos de las manos y pies. Ya no podía más ponerse de pie. Sus alumnos lo llevaban de un lugar a otro, lo transportaban al río y lo lavaban como a un objeto inanimado. Pero esto no se logró en seguida. Piensen en lo que ha vencido, las torturas que debe de haber sufrido para llegar a esta etapa. Y un hombre se convierte en faquir no porque entienda las posibilidades y los resultados de este camino, no a causa de sus sentimientos religiosos. En todos los países orientales donde existen faquires la gente común hace la promesa de darles un niño nacido después de algún acontecimiento feliz. Además de esto, los faquires adoptan a menudo a huérfanos, o simplemente compran niñitos de padres pobres. Estos niños se convierten en sus alumnos y los imitan, algunos sólo exteriormente, pero después ellos también llegan a ser faquires. Además, otras personas se convierten en faquires simplemente porque fueron impresionadas por algún faquir que han visto. .Junto a los faquires que están en los templos se ve gente que los imita, que permanece de pie o sentada en la misma postura, no por mucho tiempo, desde luego, pero en ocasiones durante varias horas. Y a veces ocurre que un hombre que fue al templo accidentalmente o en un día de fiesta, y empezó a imitar a algún faquir que lo había impresionado particularmente, no regresa más a su casa y se une a la multitud de los discípulos del faquir y después, en- el curso del tiempo, él mismo se convierte también en faquir. Es preciso que comprendan por qué empleo la palabra "faquir" entre comillas. En Persia, Faquir significa simplemente un mendigo; en la India a muchos malabaristas se los llama faquires. Y los europeos, en particular los europeos cultos, dan a menudo el nombre de faquir a los yoguis, como también a monjes errantes de diversas órdenes. Pero en realidad el camino del faquir, el camino del monje y el camino del yogui son por entero diferentes. Hasta ahora hablé de los faquires. Es el Primer Camino. El Segundo Camino es el camino del monje. Este es el camino de la consagración a la fe, del sentimiento religioso, de los sacrificios religiosos. Sólo un hombre que tenga fuertes emociones religiosas y una imaginación religiosa muy poderosa puede llegar a ser un "monje" en el verdadero sentido de la palabra. El camino del monje es asimismo muy largo y duro. Un monje pasa años, decenas de años luchando consigo mismo, pero todo este trabajo, se concentra en la "segunda habitación", en el segundo cuerpo, es decir, en los sentimientos. Sometiendo todas las demás emociones a una sola emoción, es decir, a la consagración a su fe, desarrolla la unidad en sí mismo como también la voluntad sobre sus emociones, y de este modo llega a la "cuarta Habitación". Pero su cuerpo físico y sus capacidades de pensamiento suelen permanecer por completo sin desarrollar. Con el fin de llegar a usar lo que ha logrado, es preciso que desarrolle el uso y control de su cuerpo y su capacidad de pensar. Esto sólo puede lograrse por medio de nuevos sacrificios, de huevos sufrimientos, de nuevos renunciamientos. Es decir, un monje debe llegar a ser un yogui y un faquir: y son muy escasos lo que llegan tan lejos. El Tercer Camino es el camino del yogui. Es el camino del conocimiento, el camino de la mente. El camino del yogui radica en trabajar en la "tercera habitación" y en luchar por entrar

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en la "cuarta habitación" por medio del conocimiento. El yogui alcanza la "cuarta habitación" desarrollando su mente y el control de sus pensamientos, pero su cuerpo y emociones pueden quedar sin desarrollarse de un modo correspondiente y, como el faquir y el monje, suele ser incapaz de hacer uso de los resultados de sus logros. En su caso, tiene empero la ventaja de comprender su posición, de conocer sus carencias, lo que debe hacer y en qué dirección debe ir. Pero todos los caminos, tanto el del faquir como el del monje y el del yogui, tienen una cosa en común. Todos comienzan con la cosa más difícil, con un cambio completo de vida, con el renunciación a todas las cosas mundanales. Es preciso que un hombre abandone su hogar, su familia, sus amigos, renuncie a todos los placeres, ataduras y deberes de la vida y vaya al desierto, o a un monasterio, o a una escuela de yoga. Desde el primer día, desde el primer paso que da en su camino, debe morir para el mundo; sólo así puede esperar obtener algo en uno de estos caminos. El Cuarto Camino difiere de los tres Caminos que ya hemos examinado porque no exige retirarse al desierto, ni requiere que un hombre abandone y renuncie a todo lo que constituía anteriormente su vida. El Cuarto Camino empieza mucho más allá de lo que lo hace el camino del Yogui. Significa ello que un hombre debe estar preparado para el Cuarto Camino y esta preparación abarca muchos aspectos diferentes y exige mucho tiempo. Además un 4iombre debe vivir en condiciones que favorezcan el trabajo en el Cuarto Camino, o, en todo caso, en condiciones que no lo hagan imposible. Es preciso comprender que tanto la vida interior como la exterior de un hombre pueden presentar condiciones que crean barreras insuperables al Cuarto Camino. Además, el Cuarto Camino no tiene una forma definida como los caminos del faquir, del monje y del yogui. Ante todo, es menester encontrarlo. Esta es la primera prueba. Al mismo tiempo, el comienzo del Cuarto Camino es más fácil que el comienzo de los caminos del faquir, del monje y del yogui. Es posible trabajar y seguir el Cuarto Camino mientras se permanece en las condiciones habituales de vida, haciendo el trabajo habitual, manteniendo las antiguas relaciones con la gente, y sin que sea necesario renunciar o hacer abandono de cosa alguna. Por el contrario, las condiciones de vida en las cuales está colocado un hombre al comienzo de este trabajo —en las cuales, por así decir, el Trabajo lo encuentra—, deben ser las mejores posibles para él, en todo caso al principio del trabajo. Estas condiciones son naturales para él. Estas condiciones son el hombre mismo, porque la vida de un hombre y sus condiciones corresponden a lo que es. Toda condición diferente de las creadas por la vida sería artificial para un hombre y en tales condiciones artificiales el Trabajo no sería capaz de tocar cada lado de su ser al mismo tiempo. Gracias a ello el Cuarto Camino afecta simultáneamente cada lado del ser de un hombre. Es el trabajo en las tres habitaciones al mismo tiempo. El faquir trabaja en la primera habitación, el monje en la segunda, el yogui en la tercera. El faquir, el monje y el yogui al llegar a la cuarta habitación dejan tras sí muchas cosas sin acabar, y no pueden hacer un pleno uso de lo que han logrado porque no son los dueños de todas sus funciones. El faquir es dueño de su cuerpo pero no de sus emociones ni de su intelecto, que permanecen sin desarrollar; el monje es dueño de sus emociones pero no de su cuerpo ni de su intelecto; el yogui es dueño de su intelecto pero no de su cuerpo ni de sus emociones. Luego el Cuarto Camino difiere de los otros en que exige principalmente una cosa: comprender. Un hombre no debe hacer nada que no comprenda, excepto como experimento bajo la supervisión y dirección de un maestro. En el Cuarto Camino cuanto más comprende un hombre lo que está haciendo tanto mayores serán los resultados de sus esfuerzos. Este es el principio fundamental del Cuarto Camino. Los resultados del trabajo en este camino son proporcionales a la conciencia y comprensión del Trabajo. No se exige la "fe" en el Cuarto Camino; por el contrario la fe de cualquier clase que sea se opone al Cuarto Camino. En el Cuarto Camino un hombre debe ver las cosas por sí mismo. Es preciso que él mismo quede

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satisfecho de la verdad de lo que se le dice. Y mientras no esté satisfecho no debe hacer nada. El método del Cuarto Camino consiste en hacer algo en una habitación y hacer algo correspondiente en forma simultánea en las otras dos habitaciones —es decir, mientras trabaja sobre el cuerpo físico debe trabajar simultáneamente sobre la mente y las emociones; mientras trabaja sobre la mente debe trabajar sobre el cuerpo físico y las emociones, y mientras trabaja sobre las emociones debe trabajar sobre la mente y el cuerpo físico. Esto puede lograrse gracias a que en el Cuarto Camino es posible hacer uso de cierto conocimiento inaccesible a los caminos del faquir, el monje y el yogui. Este conocimiento hace posible trabajar en las tres direcciones simultáneamente. Sirve para este propósito toda una serie paralela de esfuerzos y ejercicios físicos, mentales y emocionales. Además, en el Cuarto Camino es posible individualizar el trabajo de cada persona separada —es decir, cada persona sólo hace lo que es necesario y no lo que es inútil para ella. El Cuarto Camino descarta gran parte de lo que es superfluo y fue conservado simplemente por tradición en los otros caminos. Por eso cuando un hombre logra la voluntad en el Cuarto Camino puede hacer uso de ella porque ha adquirido al mismo tiempo el necesario desarrollo y control de sus funciones corporales, emocionales e intelectuales. Y además, ha ahorrado mucho tiempo trabajando sobre los tres lados de su ser de un modo paralelo y simultáneo. El Cuarto Camino es a veces llamado el camino del hombre ladino. El "hombre ladino" conoce un secreto que el faquir, el monje y el yogui ignoran. Cómo se enteró el "hombre ladino" de este secreto —es su secreto. Quizá lo haya encontrado en algún libro antiguo, quizá lo haya heredado, quizá lo haya comprado, quizá lo haya robado a alguien. Es indiferente. El "hombre ladino" conoce el secreto y con su ayuda aventaja al faquir, al monje y al yogui. De los cuatro el faquir es quien actúa en la forma más grosera; conoce muy poco y comprende muy poco. Supongamos que después de un mes de intensas torturas desarrolle en sí mismo cierta energía, cierta sustancia que produce cambios en él. Lo hace de una manera por completo ciega, con loa ojos cerrados, sin conocer el propósito, ni los métodos, ni los resultados, simplemente imitando a los demás. El montaje conoce mejor lo que quiere; es guiado por el sentimiento religioso, por un deseo de salvación; tiene confianza en su maestro que le dice lo que debe hacer, y cree que sus esfuerzos y sacrificios "complacen a Dios". Supongamos que una semana de ayuno, de plegarias continuas, de privaciones, le permite lograr lo que el faquir desarrolla en sí en un mes de torturarse a sí mismo. El yogui conoce considerablemente más. Sabe lo que quiere, por qué lo necesita, cómo puede adquirirlo. Sabe, por ejemplo, que es necesaria para su propósito la producción de cierta sustancia en él mismo. Sabe que esta sustancia puede ser producida en un solo día por medio de ciertos ejercicios mentales, o por la concentración de la conciencia. Así fija su atención en estos ejercicios durante un día completo sin permitirse un solo pensamiento exterior, y obtiene lo que necesita. De este modo el yogui necesita un solo día para lograr el mismo objetivo que le exige al faquir un mes y una semana al monje. Pero en el Cuarto Camino el conocimiento es aun más exacto y perfecto. Un hombre que sigue el Cuarto Camino sabe definitivamente qué sustancias necesita para sus fines y sabe que esas sustancias pueden ser producidas dentro de su cuerpo por un mes de sufrimiento físico, por una semana de tensión emocional o por un día de ejercicios mentales pero sabe también, que pueden ser introducidas en el organismo desde el exterior si sabe cómo hacerlo. Y así, en lugar de pasar un día entero en ejercicios como el yogui, una semana en plegarias como el monje, o un mes de auto-torturas como el faquir, prepara y traga simplemente una pildorita que contiene todas las sustancias que necesita y, de este modo, sin pérdida de tiempo, obtiene los resultados requeridos. "Además es preciso entender", dijo G., "que de estos Caminos correctos y legítimos, hay también caminos artificiales que sólo dan resultados temporarios, y también caminos malos

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que pueden dar resultados permanentes. En estos caminos un hombre busca la llave de la cuarta habitación y a veces la encuentra. Pero lo que encuentra en la cuarta habitación todavía no se conoce. Ocurre también que la puerta de la cuarta habitación se abra artificialmente por medio de una ganzúa. Y en estos dos casos la habitación a reces está vacía". Dicho lo cual G. se detuvo.

Birdlip, 1º de febrero, 1943

PENSAR DESDE LA VIDA Y PENSAR DESDE EL TRABAJO I

DOCUMENTO I El siguiente documento fue escrito después de una conversación que versó sobre el pensamiento desde el nivel de vida y el pensamiento desde el nivel del Trabajo. La conversación se inició con una referencia a las personas posesivas —es decir, a aquellas que se identifican con sus posesiones— aquellas que dicen, por ejemplo: "¿Dónde está mi libro?" "No tomé mi almuerzo", o "Mi sueño", ó "Mi justa parte". No se discutió la mera cuestión de poseer cosas sino el sentimiento de tener derecho a poseer cosas. Todos ustedes conocen la clase de trabajador que antepone sus sagrados derechos a cualquier cosa —y que dice: "Tengo que tomar mi cena" en medio de alguna tarea de la mayor importancia, y se siente contrariado y profundamente ofendido durante el resto del día si le dicen que esa vez puede muy bien perder su cena. Y el mismo hombre, si alguien le pide prestada una de las herramientas que no está usando, no dejará de quejarse y de reclamar "mi escoplo, mi martillo", etc. Este ejemplo es muy claro. Pero todo radica en encontrar en si mismo a ese "obrero" —ese "Yo" que insiste en que le respeten sus sagrados derechos y dice mi a todo y es tan inflexible y rígido y falto de inteligencia. Recuerdan que" la inteligencia se distingue por su poder de adaptación y que toda la fuerza en el Trabajo significa flexibilidad, no rigidez. El "hombre fuerte" en la vida es, por lo general, considerado desde el ángulo del Trabajo, simplemente un hombre cristalizado en la Personalidad —un hombre que comprende una sola cosa a la vez, como se suele decir. En esta charla examinaremos la diferencia que existe entre el pensar desde la vida y hacerlo desde el Trabajo. Pensar desde el Trabajo es pensar según las ideas enseñadas por el Trabajo. Si se intenta hacer este Trabajo sin haber entendido las ideas, y sin pensar de acuerdo con ellas es lo mismo que aprender a nadar estando en el suelo. Estos esfuerzos se apoyan en una base por completo equivocada. Las ideas del Trabajo nos dan una nueva manera de pensar. Seguir pensando desde las ideas de vida y tratar de hacer el Trabajo al mismo tiempo es mezclar las cosas. Es preciso aprender a mirar la vida y sus eventos a través de las ideas del Trabajo —a reinterpretar la vida. A menos que no se hayan meditado y asimilado las ideas del Trabajo, se carecerá de las fuerzas necesarias para resistir la acción que la vida ejerce sobre uno. Por eso el trabajo personal seguirá perdiendo fuerzas. Todos piensan según sus ideas u opiniones ordinarias. Pero el Trabajo nos da nuevas ideas, nuevos conceptos. Si pensamos desde las ideas del Trabajo veremos la vida según una perspectiva diferente y nuestro trabajo personal recibirá la ayuda de las ideas del Trabajo. Entonces el trabajo sobre sí recibirá su fuerza de las ideas del Trabajo. Las ideas tienen fuerza. Las ideas son lo más poderoso que existe. Pero trabajar sobre sí con ideas de vida comunes es eventualmente imposible. Las parábolas que en los Evangelios se refieren a este particular ya fueron mencionadas en disertaciones anteriores —por ejemplo, remendar un viejo vestido con un trozo de tela nuevo y poner vino nuevo en viejos odres. Nos ocuparemos esta 'noche de una de las ideas del Trabajo que nos inducirá a pensar de una nueva manera respecto a la vida. Permítanme recordarles primero que en los Evangelios se dice constantemente que un hombre debe pensar de una nueva manera —la palabra fue

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traducida equivocadamente por arrepentirse. Para cambiar el ser, para elevar su nivel, es preciso pensar de una nueva manera. Y todas las ideas que se imparten una y otra vez en el Trabajo tienden a procurar los medios de pensar de una nueva manera. La idea de que el Hombre está dormido es una nueva idea, tal como su aplicación personal —que significa que uno está dormido. La idea general de que el hombre puede evolucionar en esta vida, y de que fue creado para que lo haga así, es asimismo una nueva idea. ¿Han entendido la idea de evolución tal como la enseña el Trabajo? ¿Ha llegado ya a formar parte de su pensamiento? En suma, ¿lo han pensado seriamente? ¿O es simplemente un vago concepto en su memoria? Recuerden que el Trabajo sólo se enseña durante cierto tiempo. Este tiempo tiene un límite. Hay evolución y no hay evolución. Para nosotros como individuos, no hay evolución mecánica. Pero hay una evolución consciente, y la enseñanza esotérica en todos los tiempos se ha referido a la posibilidad de una evolución individual consciente. La evolución consciente sólo tiene lugar mediante un esfuerzo consciente. A esto se refiere el Trabajo. Un solo individuo puede evolucionar. La humanidad no puede evolucionar salvo en función de la evolución de los planetas. Usted puede evolucionar ahora. Pero no todos pueden evolucionar. No hay evolución colectiva: pero hay evolución individual. De usted depende todo, como individuo y como organismo auto-evolutivo. ¿Entiende la enseñanza del Trabajo sobre este particular? Hay un ejemplo, y solo un ejemplo de pensamiento desde la idea del Trabajo. Si usted empieza a pensar desde esta idea recibirá fuerza para trabajar sobre sí mismo. Mientras que, si sus ideas no son claras, o son meras ideas de vida, pensará incorrectamente. En su mente las ideas serán incorrectas y por eso, cuando trate de trabajar sobre sí, lo que está haciendo estará en contradicción con sus pensamientos ordinarios. Y de este modo sus pensamientos e ideas ordinarios contrarrestarán sus esfuerzos. Mientras que, si trabaja sobre sí en presencia del Trabajo —es decir, en correspondencia con las ideas del Trabajo— sus esfuerzos recibirán la ayuda de las ideas del Trabajo en su mente. Las ideas del Trabajo son conductoras de una gran fuerza cuando se las entiende y llegan a formar parte de su pensamiento interior. Pero las ideas de vida le extraen su fuerza. Hacen que usted se identifique con la vida y todos sus eventos. La vida agota a la gente. Las ideas del Trabajo lo protegen de la vida y le ayudan a crear más fuerza, impidiendo que la vida, la Luna lo "coma". Impiden que la vida lo transforme —en una máquina dirigida por los eventos exteriores. Las ideas de Trabajo reinterpretan la vida para usted. Le dicen a qué se asemeja la vida. Ahora nos referiremos a la parte inicial de este Documento —al hombre que dice "Mi libro, mi almuerzo, mi cena", y que tiene tantas ideas sobre sus derechos sagrados. Tal hombre está en todo hombre y es el que piensa desde la vida. Pero en el Trabajo debemos aprender gradualmente a no pensar más de este modo. Los asuntos personales pierden su importancia en vista de las ideas de la enseñanza. Si no podemos escapar de este nivel de pensamiento personal, de egoísmo personal, de las ofensas personales y las ventajas personales, ¿cómo seremos capaces de pensar más allá de nosotros mismos y de nuestras necesidades? Cuando fui con mi mujer al Instituto en Francia, G. nos dijo: "Recuerden, la Personalidad no tiene derecho a existir aquí". ¡Piensen en lo que ello significa! Cuan difícil es hablar en el Trabajo a gente que se da mucha importancia, que tiene extraordinarias ideas sobre si misma. Son personas que tienen sentimientos de sí o formas particulares de egoísmo. Y es esta base de egoísmo, de auto-engreimiento y de auto-admiración la que debe ser desplazada —¡y cuan difícil es! Y verán que el hombre o la mujer que tiene una alta opinión de sí mismo no será capaz de prestar atención a las ideas de Trabajo. Una persona que tiene un fuerte sentido de su virtud tendrá al mismo tiempo un fuerte sentido de lo mío y de mi. ¿Por qué? Porque tal persona piensa en todo momento en mi libro, en mi almuerzo, en mi cena, yo mismo, mi valor personal. Es un estado de sueño. Esta es una razón, una de muchas, por la cual las ideas del Trabajo, que están concebidas para producir una revolución mental,